lunes, 19 de agosto de 2013

Montaña Amarilla: escenario mítico de leyendas


A lo largo de los siglos, las islas Canarias han constituido un motivo recurrente para poetas y artistas, pues las condiciones de “isla”, “montaña” y “territorio situado en el extremo del mundo conocido” son tres factores muy propicios para la creación de mitos en cualquier pueblo. Si a esto añadimos una exuberante naturaleza y unas suaves temperaturas durante todo el año, el producto final es la tradición mitológica que ha rodeado al archipiélago desde la Antigüedad, y que hoy en día se nos sigue atribuyendo, haciendo valer las palabras del catedrático Tejera Gaspar: "parece como si los términos de mito y mitología estuvieran ya asociados para siempre con Canarias". Poetas del mundo antiguo como Homero, Virgilio, Horacio o el propio Platón, no dudaron en ubicar en nuestras islas “el Jardín de las Hespérides”, “los Campos Elíseos” o “la Atlántida”, generando una tradición que alimentaría la producción de numerosos poetas y artistas canarios durante mucho tiempo.
En esta visión mítica del archipiélago, La Graciosa no fue una excepción. Así, encontramos historias relacionadas con la presencia de piratas que recalarían en sus tranquilas aguas para descansar, existiendo la leyenda de un tesoro escondido en la Playa de las Conchas que podría haber inspirado a Robert Stevenson para su "Isla del tesoro". Pero existe también un mito de inspiración clásica que habría tenido a La Graciosa como escenario: la historia de Armida y Reinaldo.

Armida y Reinaldo
"Jerusalén liberada" es un poema épico escrito por el italiano Torquato Tasso en la segunda mitad del siglo XVI. La obra relata el asedio de la ciudad de Jerusalén llevada a cabo por un ejército de caballeros cristianos liderados por Godofredo de Bouillón durante la Primera Cruzada (siglo XI). Escrito en plena Contrarreforma, el poema fue creado con el claro objetivo de fomentar la unión del Cristianismo frente a la amenaza del avance del Imperio Otomano.

Uno de los protagonistas de la obra es el soldado Reinaldo (también llamado Rinaldo), quien, mientras descansaba tras una dura batalla, es encontrado por la hechicera Armida, enemiga de los cruzados. Aunque su intención es asesinarlo, al verlo se enamora profundamente de él, por lo que, en lugar de eliminarlo, lo hechiza y se lo lleva a una isla encantada, emulando a la Circe de Homero, que enamora a Ulises y lo retiene durante un año.

Armida y Reinaldo, según Tiépolo. 1753
La isla escogida por Armida está situada en las Islas Afortunadas que, como comentábamos al comienzo, eran conocidas desde la Antigüedad Clásica, y descritas, en numerosas ocasiones, precisamente como refugio de héroes. Allí, en los confines del mundo, se instala la hechicera con su amado, en lo alto de una montaña y rodeada de un exuberante jardín con palacio y un caudaloso río, todo ello acompañado de hermosas aves y con un clima templado y benigno.

En su afán por proteger su feliz refugio, Armida multiplica las defensas de la isla, colocando un dragón y un león encargados de vigilar la costa, y construyendo una fuente encantada cuya agua, tan pronto era tocada, hacía estallar de risa hasta provocar la muerte. En este sentido, evoca la leyenda de Pomponio Mela que hablaba de la existencia de una fuente de tales características en las Islas Afortunadas.
Grabado original del poema "Jerusalén liberada",
de Torquato Tasso
Sin embargo, el líder de los cruzados, Godofredo, necesita al guerrero Reinaldo para cumplir con éxito su misión en Jerusalén. Para recuperarlo, recurre a un mago que envía, por medio de un hechizo, a otros dos soldados (Carlos y Ubaldo) en su búsqueda.  Éstos, por medio de un espejo en el que se refleja la realidad, le hacen romper el hechizo, tras lo cual Reinaldo regresa para combatir con los cristianos, a los que lleva hacia la victoria.

La Graciosa y su relación con el mito
Aunque el refugio de amor es descrito como un vergel, como un bosque rodeado de mar, Leonardo Torriani, ingeniero militar cremonés enviado por Felipe II a Lanzarote para examinar la defensa de Lanzarote, no duda en ubicarlo en La Graciosa y, más concretamente, en Montaña Amarilla. Teniendo en cuenta las palabras que le dedicó a la isla -"aparece graciosísima a la vista, tanto por la forma como por el sitio en que está, y por esto fue nombrada así por Letancurt [Betancourt]"-, el ingeniero habría quedado tan fascinado por ella que le pareció, sin duda, que había sido el lugar elegido por Tasso para ubicar el romance entre Armida y Reinaldo. Más concretamente, Montaña Amarilla, una preciosa elevación multicolor ubicada en el sur de la isla, a los pies de una pequeña cala de aguas cristalinas y tranquilas, habría sido el escenario imaginario.  Para tal afirmación, se habría amparado en el hecho de que Tasso habla de las Islas Afortunadas como un conjunto de siete islas más otros tres islotes deshabitados, lo que quiere decir que conocía perfectamente el archipiélago canario. 


Vistas desde la cima de Montaña Amarilla

Mapa de La Graciosa dibujado por Torriani. Montaña Amarilla
es descrita como "Montagna di Armida"
En su afán por contextualizar el romance en un lugar absolutamente solitario y alejado del mundo conocido, no parece descabellado que escogiera la isla de La Graciosa, si bien la exuberante naturaleza habría sido producto de la imaginación del poeta, quien habría atribuido al fuerte poder de la hechicera la capacidad de transformar un desierto en un fértil vergel. En este sentido, el escritor portugués José Saramago dijo lo siguiente al contarle esta leyenda una amiga suya desde el Mirador del Río: "¡Ah, los poetas! Un día oyen de hablar de una leyenda, encuentran en el mapa un nombre que les agrada, y ahí está: el desierto se convierte en vergel. Rinaldo navega en aquella barca que demanda el minúsculo puerto, mientras Armida, con la última lava ardiente del volcán, prepara sus filtros de amor".

Recreaciones literarias aparte, lo cierto es que la visión de Montaña Amarilla y de la isla de La Graciosa es tan sugerente y evocadora que no ha pasado desapercibida para los artistas y poetas que han tenido la fortuna de contemplarla, dando lugar a leyendas tan hermosas como la de Armida y Reinaldo.

FUENTES:
"Jerusalén liberada", de Torquato Tasso. Recogido en la Biblioteca Digital Mundial
CIORANESCU, Alejandro: "Torcuato Tasso en las Islas Afortunadas".
- DE LA HOZ, Agustín: Lanzarote. Obra escogida, Cabildo Insular de Lanzarote, 1944.
- MARTÍNEZ, Marcos: Canarias en la mitología, Cabildo Insular de Tenerife, Centro de
la Cultura Popular Canaria, Tenerife, 1992.
- TORRIANI, Leonardo: Descripción de las islas Canarias, Goya Ediciones, Tenerife, 1959.