La historia de Lanzarote siempre estuvo marcada por la lucha contra dos elementos fundamentales: por un lado, una naturaleza hostil y, por otro, y especialmente hasta el siglo XVIII, los peligros llegados desde el mar.
Muchos de los pueblos que hoy configuran nuestra geografía surgieron en una ubicación diferente al emplazamiento que actualmente ocupan. Un buen ejemplo lo tenemos en el pueblo de Mozaga, el cual debió "trasladarse" en primer lugar por las lavas del volcán de Nueces y, en segundo lugar, ya en el siglo XIX, por las tormentas de jable que lo sepultaron. Otro ejemplo menos conocido es el caso de Guatiza.
La primitiva Guatiza
Este pueblo del municipio de Teguise, históricamente célebre por la calidad de sus garbanzos y su cochinilla, no siempre estuvo en el lugar donde se erige hoy, hecho por el que algunos historiadores, como Agustín de la Hoz, hablaban de "Las dos Guatizas": la de Santa Margarita y la del Cristo de las Aguas.
El pueblo original, también llamado "Santa Margarita", se encontraba en las faldas de la montaña de Guenia, muy cerca del actual cementerio. El núcleo principal lo constituía la ermita de Santa Margarita, cuya construcción estaba relacionada con una hermosa leyenda. Según ésta, una anciana de Uga, muy devota de la santa, le había prometido la construcción de una ermita en su honor como agradecimiento por haber cumplido una petición. Cuenta la tradición que la señora había decidido partir con su camello y con una imagen de Santa Margarita y que, allá donde el animal parase, sería el enclave elegido para levantar el pequeño templo. Tras un largo recorrido desde su Uga natal, el camello quedó tuchido, exhausto por el esfuerzo, en las faldas de Guenia, lugar donde, cumpliendo su promesa, la anciana levantó la ermita.
Se trata de una amplia llanura elevada a cuyos pies se extiende una de las vegas más ricas de Lanzarote, y desde donde se divisa la cercana costa. Precisamente este último hecho ponía en peligro a la población, pues las casitas, blanquecinas por el recubrimiento de cal, eran visibles desde el mar.
Vista del espacio donde se ubicó el antiguo pueblo de Santa Margarita. Al fondo, la montaña de Tinamala |
Abandono de Santa Margarita y creación de la nueva Guatiza
Entre 1569 y 1586, Lanzarote sufrió tres graves ataques piráticos a cargo de Calafat, Dogalí y Morato Arráez. Este último -corsario argelino-, invadió la isla con el objetivo de vengar las razzias que el señor Agustín de Herrera y Rojas había realizado de manera sistemática durante sus correrías por el norte de África, las cuales habían sido de tal calibre que tres cuartas partes de la población lanzaroteña del siglo XVI era, según Torriani, morisca. La noche del 30 de julio, Arráez y sus hombres desembarcan por Los Ancones y al día siguiente, de manera inesperada, invaden Teguise, pasando en su camino por el pueblo de Santa Margarita, al que arrasan, robando granos y carne seca.
Estos constantes ataques piráticos -de los que nos quedan topónimos como "Puerto moro", en la costa de Guatiza-, mermaban a la población y saqueaban sus bienes, obligando a sus gentes a trasladarse. A lo largo del siglo XVII, los vecinos van abandonando sus viviendas para asentarse al pie de la montaña de Tinamala y Las Calderetas, buscando un refugio que las altas tierras de Santa Margarita, visible desde el mar, no podían ofrecer.
Entre 1569 y 1586, Lanzarote sufrió tres graves ataques piráticos a cargo de Calafat, Dogalí y Morato Arráez. Este último -corsario argelino-, invadió la isla con el objetivo de vengar las razzias que el señor Agustín de Herrera y Rojas había realizado de manera sistemática durante sus correrías por el norte de África, las cuales habían sido de tal calibre que tres cuartas partes de la población lanzaroteña del siglo XVI era, según Torriani, morisca. La noche del 30 de julio, Arráez y sus hombres desembarcan por Los Ancones y al día siguiente, de manera inesperada, invaden Teguise, pasando en su camino por el pueblo de Santa Margarita, al que arrasan, robando granos y carne seca.
Estos constantes ataques piráticos -de los que nos quedan topónimos como "Puerto moro", en la costa de Guatiza-, mermaban a la población y saqueaban sus bienes, obligando a sus gentes a trasladarse. A lo largo del siglo XVII, los vecinos van abandonando sus viviendas para asentarse al pie de la montaña de Tinamala y Las Calderetas, buscando un refugio que las altas tierras de Santa Margarita, visible desde el mar, no podían ofrecer.
Así, poco a poco, va surgiendo la nueva Guatiza. Su iglesia, curiosamente, también está asociada a otra leyenda, esta vez procedente del mar: según cuenta la tradición, tras varios años de fuerte sequía, un pastor encontró en la orilla de la playa la imagen de un Cristo, al que inmediatamente llevó al pueblo. Al cabo de pocos días, comenzó a llover con fuerza y, tras las lluvias, tuvo lugar un año de prósperas cosechas que fue entendido por las gentes del pueblo como un milagro generado por la imagen, por lo que decidieron erigirle una iglesia en su honor: El Cristo de las Aguas.
Estado actual de Santa Margarita
A pesar de que, desde el siglo XVII, el originario pueblo de Guatiza fue paulatinamente abandonado, aún persiste su recuerdo no sólo en la memoria popular, sino también en el terreno, a través de numerosos vestigios.
La capilla que hoy existe en el interior del cementerio, y que mantiene la advocación de
Santa Margarita, parece que pudo haber sido construida en parte con materiales de la ermita original, la cual, según cuentan los mayores de la zona, se mantuvo en ruinas hasta comienzos del siglo XX. Un cuadro dedicado a la virgen, adscrito a la Escuela flamenca, fue rescatado y colocado en la Iglesia del Cristo de las Aguas.
Un paseo por los alrededores del cementerio es suficiente para comprender que estas tierras cobijaron en su seno las viviendas de humildes familias. Así, encontramos múltiples estructuras de piedras, probables restos de las primitivas casas, y, especialmente, numerosas aljibes abandonadas con arcos aún firmes de una enorme belleza.
Todos estos elementos, hoy perfectamente integrados en el paisaje, constituyen testimonios mudos de un lejano pasado.
Restos de aljibes del antiguo pueblo de Santa Margarita |
FUENTES:
- HERNÁNDEZ DELGADO, Francisco: "La historia de Guatiza", en Lancelot, nº 481, 19/09/1992, pp. 40-41.
- Web Guatiza, ayer y hoy
- DE LA HOZ, Agustín: Lanzarote. Obra escogida, Cabildo Insular de Lanzarote, 1944
- DE PAZ SÁNCHEZ, Manuel: La piratería en Canarias, Centro de la Cultura Popular Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 2009.
Creo que las ventajas y desventajas de la arquitectura popular son muchas y muy buena.
ResponderEliminar