martes, 17 de septiembre de 2013

Mararía, símbolo de Lanzarote


"El fruto de Lanzarote debe rodearse como la naranja de una cáscara amarga y defensiva. Defender el sentimiento, la dulce jugosidad interior que da la naturaleza volcánica, desértica, sugestiva y única"[1]

 Arozarena y Lanzarote


La historia de amor de Rafael Arozarena con Lanzarote comenzó cuando el escritor fue destinado a la isla como técnico de la compañía Telefónica para instalar las antenas en la Atalaya de Femés. Eran los años cuarenta y la isla se hallaba sumida en la miseria propia de la posguerra. Durante estos meses, su hogar fue un "simple cuartucho de muy pocos metros cuadrados, donde me ubicaba difícilmente por las noches para dormir entre las unidades de transmisión y recepción. Mi cama estaba formada por los pajullos y papeles que habían servido para envolver aquellos delicados aparatos. Pero bien; entonces uno era joven y soportaba todo, como la soledad, el frío y el hambre..."[2]. Téngase en cuenta que la Atalaya de Femés es la segunda montaña más alta de Lanzarote, alcanzando su cima los 607 metros de altura, lo que hace que el viento y el frío lleguen a ser verdaderamente insoportables, especialmente en la época de los alisios.
Retrato de Rafael Arozarena. Tomado de
www.pellagofio.com

 A ello hay que unir el hambre que el escritor pasó. Él mismo recordaba, con gran sentido del humor, cómo su dieta a lo largo de estos ocho meses consistía en una docena de higos porretos  y dieciséis litros de vino de Uga a la semana. Realizando sus cálculos, resultaba que comía tres higos al día durante cuatro días a la semana, sobreviviendo los otros tres días gracias al vino conejero: "(...) los domingos, lunes y martes, el hambre y el vino me hacían ver extraordinarias visiones, como la Isla de Lobos que vista desde allá arriba tiene la forma de una chuleta que a las doce del día tenía una nubecilla encima y estaba humeante y en su punto y yo le hincaba el diente, y me sabía a gloria y gracias a esto puedo jurarles que estoy vivo..."[3].


Vistas desde la falda de la Atalaya de Femés. A la izquierda pueden verse
las casas del pueblo y, al fondo, y delante de las arenas de Corralejo,
la Isla de Lobos

A pesar de proceder de una isla fértil y verde como Tenerife, y a pesar de la miseria que encontró en Lanzarote, el paisaje de Femés y el de la isla en general le cautivó desde el primer momento, y, así, lo que en principio pudo parecer un destierro comparable al que sufrió Unamuno en Fuerteventura, acabó por convertirse en un encuentro fecundo y fascinante. Femés, al que describía como "un pueblo de Oriente que llegó a la isla con vendavales de África, con las arenas del Sahara, grano a grano", así como "celeste y marinero y tiene los pies en el agua, allá abajo, en tierras de Rubicón"[4], hizo una cura en su alma, "mostrándome el valor de la soledad y la belleza de la vida tan austera, pobre y digna del campesino femesiano"[5].


Iglesia de Femés. "Los perros a esa hora confunden la torre
de la iglesia con Mararía la bruja, porque ella tiene la
silueta alta y oscura y los ojos le brillan como los bronces
de las pequeñas campanas"
El escritor contaba cómo en un atardecer vio la silueta de una anciana de brillante y turbadora mirada a la que, en un primer momento, confundió con una joven. Tras descubrir que se trataba de una mujer de casi noventa años que gozó de una belleza deslumbrante en su juventud y a la que en ese momento los muchachos  tomaban por bruja, se sintió fascinado por ella. Aunque no pudo intercambiar palabra con la anciana, pues por ese entonces ya no hablaba con nadie, comenzó a indagar entre las gentes del pueblo, tomando exhaustivos apuntes sobre su vida. Casi treinta años después los reunía en formato de novela, surgiendo entonces "Mararía", aunque antes ya había publicado el poema "María la de Femés", en un libro titulado "A la sombra de los cuervos", del que entresaco algunas estrofas:

María la de Femés
ahora por estar vieja
nadie recuerda quién fue.
Los ojos como dos higos
como dos higos tunos
con las pestañas de picos
Era arisca como un cacto
y al hombre que la rozara
le sangrarían las manos.
Tronco torcido de vid,
el tiempo calcó en su cuerpo
arrugas de malpaís.
Secas sus piernas, resecas,
lo mismo que a los camellos
se le volvieron de arena.

Mararía

Mararía es una de las novelas canarias más leídas de todos los tiempos. La historia es bien conocida: una joven de Femés, poseedora de una deslumbrante belleza, es pretendida por todos los muchachos del pueblo. Ella lucha por encontrar el amor verdadero mientras es engañada una y otra vez por los hombres, que sólo se acercan a ella cautivados por su belleza. Desesperada por encontrar a alguien que la quisiera por lo que verdaderamente era, decide autoquemarse.


Portada de la primera edición de Mararía, de 1973
La novela es una mezcla de elementos reales y  ficticios, mágicos, que desconciertan al lector generando una atmósfera surrealista. Él mismo confesaba que "Mararía" había sido escrita por un poeta más que por un novelista. El resultado es una obra repleta de bellísimas imágenes, en la que la protagonista es presentada como símbolo de la propia la isla de Lanzarote: "Mararía pretendía tener a su lado una persona que apreciara su corazón, por eso se quemó, esperando que aquello en lo que se convierte, una especie de tronco reseco y retorcido, si era amado, lo sería de verdad. Enseguida hice un símil con la isla, que también se ha incinerado a sí misma con sus volcanes"[6]. Efectivamente, en las numerosas descripciones que se hacen de Mararía a lo largo de la novela, Arozarena parece estar hablando de Lanzarote: "Estaba descalza y sus pies secos y arenosos, delgados y fuertes, parecían agarrarse al piso. (...) Pero en la parte alta de aquel árbol requemado, algo surgía incandescente aún; algo como una brasa encendida surgía de aquellos ojos negros, árabes, jóvenes y hermosos. ¿Fuego? -me preguntaba yo mismo-. ¿Qué clase de fuego?"[7]  

Otros personajes de la novela, como el médico don Fermín, son descritos de manera similar: "Por encima de aquella mano regordeta y encendida de don Ermín, contemplé de nuevo la piel de la isla, seca y apergaminada, junto a los viejos cráteres. Muerta, inmóvil, tampoco la isla sería eterna. El viento se encargaría de llevarla a su fin"[8].

 La propia idea de la ermita arrasada por el fuego provocado por Mararía para quemarse podría ser un guiño a la ermita de Santa Catalina, sepultada por las lavas de Timanfaya en el siglo XVIII, cuyo recuerdo está muy enraizado entre las gentes de La Geria, que aseguran haber visto sus restos entre el volcán.

 Lanzarote, al igual que Mararía, fue históricamente pretendida y acosada por muchos: "Fenicios o cartagineses, árabes o berberiscos, han trampeado la isla para apresar sus valores" (no es arbitrario que el hombre que iba a casarse con Mararía fuese un jarandino). Por eso, tanto Mararía como Lanzarote se quemaron para defenderse: "Hice bien requemando la isla de Lanzarote. Y hacen bien los poetas, los arquitectos y alcaldes de los pueblos lancelóticos en ponerle turbantes a las chimeneas de las casas y crean los cazadores foráneos que la isla es plaza tomada y pasen de largo (...)"[9].  "La isla es como una mujer. Tiene su fertilidad y hay que defenderla del diablo. Para ello le cubren el cuerpo con arena del volcán, piedra ya quemada contra la que el fuego no puede"[10].

Y es que Arozarena siempre demostró un amor especial hacia Lanzarote, manifestando su dolor y malestar ante acciones que restaban autenticidad a la isla, como la plantación de cocoteros en las playas. Creía que Lanzarote era un lugar único, "un paisaje sui generis a cuidar, ya que a través de la parquedad, la pobreza, el espacio vacío, el sacrificio humano de la agricultura y hasta la consecución de una muerte limpia y soleada, representan la casi insondable verdad de la más digna existencia"[11].

 En 1998 Antonio José Betancor rodó una película inspirada en la novela, aunque con variantes considerables en su trama. Arozarena declaró en referencia a ella que lo único que le gustó fue la difusión que suponía para Lanzarote y sus paisajes y, por supuesto, la banda sonora compuesta por Pedro Guerra. (Para ver la canción en YouTube, pinchar aquí: http://www.youtube.com/watch?v=3j2CdqLCNvo&feature=player_detailpage )

 En cualquier caso, lo cierto es que la novela "Mararía", desde su publicación en 1973 y su posterior salto a la pantalla, se ha convertido en un icono de la cultura lanzaroteña en general y del pueblo de Femés en particular. Así, constituye un excelente reclamo turístico por el que cientos de visitantes acuden a diario al "pueblo de Mararía", en un claro ejemplo de cómo la cultura puede ser un generador económico de primer nivel.





[1] AROZARENA, R.: "Pregón de las Fiestas de San Marcial", recogido en Obras completas IV. Artículos. Ediciones Idea, Tenerife, 2006, p. 101.
[2] ÍDEM: "Elegía al vino de Lanzarote", recogido en Op. cit., p. 107.
[3] ÍBIDEM: P. 108.
[4] ÍDEM: Mararía, Interinsular Canaria, 1983, p. 54.
[5] ÍDEM: "Pregón de las Fiestas de San Marcial", recogido en Op. cit. (2006), p. 99.
[6] ÍDEM: "La Mararía de Antonio Betancor resulta un personaje ñoño", en La Tribuna de Canarias, 7/12/1999, p. 67.
[7] ÍDEM: Mararía, Interinsular Canaria, 1983, p. 152.
[8] ÍBIDEM: p. 151.
[9] ÍDEM: "Motivaciones literarias de Lanzarote", recogido en Op. cit. (2006), p. 46.
[10] ÍDEM: Op. cit. (1983), p. 221.
[11] ÍDEM: "Motivaciones literarias de Lanzarote", recogido en Op. cit. (2006), p. 46.


9 comentarios:

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  4. Sinceramente, si no es por la película y canción, he de reconocer que nunca había oído hablar de "Mararía". Ni siquiera mis familiares conejeros me han contado nada. Una pregunta básica, señor Arozarena, ¿Qué hay de verdad y de ficción? Espero su respuesta. Gracias.

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  5. Sinceramente, si no es por la película y canción, he de reconocer que nunca había oído hablar de "Mararía". Ni siquiera mis familiares conejeros me han contado nada. Una pregunta básica, señor Arozarena, ¿Qué hay de verdad y de ficción? Espero su respuesta. Gracias.

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  6. Sinceramente, si no es por la película y canción, he de reconocer que nunca había oído hablar de "Mararía". Ni siquiera mis familiares conejeros me han contado nada. Una pregunta básica, señor Arozarena, ¿Qué hay de verdad y de ficción? Espero su respuesta. Gracias.

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  7. Sinceramente, si no es por la película y canción, he de reconocer que nunca había oído hablar de "Mararía". Ni siquiera mis familiares conejeros me han contado nada. Una pregunta básica, señor Arozarena, ¿Qué hay de verdad y de ficción? Espero su respuesta. Gracias.

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